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¿Y Quién Paga la Deuda Ecológica de Chile?

Chile nuevamente en el ojo del huracán al convertirse en el primer país de Latinoamérica con sobregiro ecológico, es decir, nuestros recursos naturales anuales se agotaron. Sumado a esto, el año pasado, casi a esta misma fecha, habría sido el primer país de Latinoamérica en agotar sus recursos naturales. Una situación con precedentes y que requiere la colaboración de todos; empresas, organizaciones pública- privada y la sociedad civil en general.

 "Nuestra deuda con el medio ambiente es una deuda que no prescribe y donde los avales somos todos."

Para un mejor entendimiento, como país ya gastamos todos presupuesto natural anual y ahora estamos sobregirándonos, endeudándonos ecológicamente. El gran problema, es que, a diferencia de una deuda financiera, esta no se puede simplemente pagar y seguir adelante. Los efectos económicos, ambientales y sociales en Chile pueden ser permanentes. El efecto de la incorrecta administración público y privada del presupuesto natural de nuestro país es una ‘quiebra natural’ que puede desequilibrar nuestro ecosistema irreversiblemente. Un Chile con problemas de uso de aguas y contaminado con desechos plásticos de norte a sur son parte de los síntomas de una sostenida conducta ecológica incorrecta.

 

Muchas empresas están comenzando a quedar atrás, el tiempo avanza y tomar medidas para proteger el medio ambiente ya no es solo un tema de políticas públicas, sino que también involucra a toda nuestra sociedad. El rol de las empresas y sus profesionales debe tomar un mayor protagonismo. El impacto de nuestras decisiones individuales como profesionales debe acentuarse. Ya no nos podamos dar el lujo de la dualidad entre el individuo profesional y el social. El ejecutivo cuya empresa destruye em medio ambiente y la sociedad pero recicla en casa no es sostenible.

La visión optimista la sostienen los emprendedores y las PYMES sustentables que hoy somos una minoría creciente que revoluciona el mercado creando soluciones aplicables de forma inmediata que únicamente deben escalar para maximizar su impacto. Según el Foro Económico Mundial y la Fundación Schwab son los y las emprendedores de impacto los que lideran la transformación. Somos individuos organizados solucionando problemas ambientales y sociales con el impacto como único propósito e indicador de nuestro éxito. Nuestros modelos de negocios generan un mayor valor intrínseco al consumidor final que quiere consumir de forma responsable hoy.

Hoy somos cada vez más exigente con los hábitos de consumo y el impacto que estos tienen en ellos. Demandamos acción de las marcas que consumimos y esperamos que nos hagan sencilla la transición hacia el consumo responsable. El estudio de Deloitte “Shifting Sands” sobre tendencias de consumo evidencio como limitar el uso de plásticos de uso único es el cambio de hábitos más prominente y sencillo de ejecutar para los consumidores.Las últimas encuestas en Chile apuntan a que los consumidores cada vez están dispuestos a pagar más por alimentos frescos, bien embalados y ambientalmente conscientes. Sin embargo, el mundo productivo debe hacer eco a esta creciente valoración y preocupación por nuestros recursos, donde la innovación a través de packaging genera un impacto favorable.

 

Son muchas las empresas que hoy en día incorporan objetivos corporativos de sustentabilidad a sus resultados y reportes a shareholders (#esg). Así, todos podemos estar al tanto de las acciones de la empresa y conocer en detalle los valores y misiones de la organización. El mercado de packaging en Chile crece sostenidamente, hagamos de este crecimiento el momento perfecto para la transición hacia la sostenibilidad ambiental y social. La política publica ayuda mucho. Leyes como la Ley REP, Ley Bolsas Plásticas y Ley Plásticos de Uso Único son un gran aporte al posicionar estos temas en la opinion publica y afectar las decisiones corporativas de las empresas. La regulación es necesaria.

 

Chile agotó sus recursos naturales destinados al año actual, es decir, estamos consumiendo y malgastando los recursos que no nos corresponden sobregirándonos de forma descontrolada. Nuestra gula ecológica esta dañando nuestro ecosistema y a todas sus especies, creando un escenario más incierto y menos amigable para las futuras generaciones, nuestros hijos. Nuestra deuda con el medio ambiente es una deuda que no debemos tener.  Es una deuda que no prescribe y donde los avales somos todos, absolutamente todos.

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Alberto Contardo-Sfeir

Alberto Contardo-Sfeir